Este libro nos invita a examinar críticamente la cultura contemporánea de la felicidad. Se vive en un sociedad en la cual la felicidad se ha convertido en un mandato social omnipresente, aquí se espera que las personas sean constantemente optimistas y felices con el fin de buscar la realización personal y el bienestar emocional.
Toda esta presión por ser feliz llega a ser opresiva ignorando la complejidad de la experiencia humana y niega la validez de emociones como la tristeza, ira o miedo. Una de las contribuciones más importantes del libro es su análisis de cómo la felicidad ha sido instrumentalizada tanto por la ciencia como por la industria para controlar nuestras vidas. En el ámbito científico, la felicidad se ha reducido a una serie de indicadores cuantificables y medibles, lo que simplifica enormemente su complejidad y subjetividad. Esto ha llevado a una visión reduccionista y normativa de lo que significa ser feliz, que a menudo excluye a aquellos que no se ajustan a ciertos estándares predefinidos.Por otro lado, la industria ha capitalizado la búsqueda de la felicidad, promocionando productos y servicios que supuestamente nos llevarán a un estado de felicidad permanente. Desde libros de autoayuda hasta aplicaciones de meditación y productos de bienestar, el mercado de la felicidad está en auge, alimentando una cultura de consumo y materialismo que perpetúa la insatisfacción crónica. Además, la industria de la publicidad y el marketing utiliza la promesa de la felicidad como una herramienta para explotar nuestras inseguridades y ansiedades, creando una demanda constante de productos y servicios diseñados para hacernos sentir mejor con nosotros mismos.
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