Las diosas obscenas
Existe un ser que habita en lo más profundo de la naturaleza femenina, reaccionando a estímulos sensoriales como la música, el movimiento, la comida, la bebida, la paz, el silencio, la belleza y la oscuridad. Este aspecto de la mujer es el que posee calor, un estado de intensa conciencia sensorial que incluye su sexualidad pero no se limita a ella. En la antigüedad, este aspecto de la sexualidad femenina se conocía como lo obsceno sagrado. Las culturas antiguas veneraban a diosas de la obscenidad, cuya ingenua y astuta lascivia contrastaba con la percepción vulgar moderna del término. Estas diosas tenían la capacidad de liberar tensiones, disipar la tristeza y generar un humor corporal que no pertenecía al intelecto, sino al cuerpo, manteniendo expeditos estos canales.
Baubo: La diosa del vientre
Baubo era una diosa de la antigua Grecia, conocida como la "diosa de la obscenidad" y una de las más seductoras y pícaras divinidades del Olimpo.
Deméter, la diosa de la tierra, tenía una hija llamada Perséfone, quien fue secuestrada por Hades mientras jugaba en un prado. Hades surgió de la tierra en un carro negro y se llevó a Perséfone a su reino subterráneo. Los gritos de Perséfone se escucharon por toda la tierra, pero luego todo quedó en silencio. Desesperada, Deméter comenzó a buscar a su hija sin éxito, y en su dolor, maldijo la tierra, haciendo que todo se marchitara y nada creciera.
Durante su búsqueda, Deméter se encontró con Baubo, una figura cómica sin cabeza cuyos pezones eran sus ojos y su vulva era su boca. Baubo hizo reír a Deméter con sus historias y danzas, devolviéndole la esperanza y la energía. Con la ayuda de Baubo, Hécate y Helios, Deméter finalmente encontró a Perséfone y la recuperó. Con el regreso de Perséfone, la tierra volvió a florecer y la vida renació.
Este cuento no solo habla de "figuras de la fertilidad", sino que también representa sensibilidades y expresiones únicas en todo el mundo. Los pechos y lo que se siente en el interior de estas sensibles criaturas, los labios de la vulva, provocan sensaciones que solo una mujer puede conocer plenamente. La risa del vientre es una de las mejores medicinas para una mujer. Las mujeres necesitan vivir de vez en cuando en una atmósfera exclusivamente femenina, ya sea solas o con otras mujeres. La pequeña diosa del vientre, Baubo, nos muestra que un poco de obscenidad puede ayudar a superar una depresión. Ciertos tipos de risa, provenientes de relatos que las mujeres cuentan, a menudo subidos de tono y rayando el mal gusto, sirven para despertar la libido y reavivar el interés por la vida. La diosa del vientre y la risa del vientre es lo que las mujeres buscan para reavivar su espíritu.
Coyote Dick
Había una vez un tal Coyote Dick, una criatura ingeniosa y tonta a la vez, siempre hambriento y gastando bromas para conseguir lo que quería, cuando no estaba durmiendo. Un día, mientras dormía, su miembro se cansó y decidió irse de juerga solo. Se despegó y empezó a brincar camino abajo, adentrándose en un bosque donde cayó en un ortigal, gritando de dolor.
El alboroto despertó a Coyote Dick, quien al notar la ausencia de su miembro, corrió tras él. Finalmente, lo encontró en medio de las ortigas, lo sacó cuidadosamente y lo volvió a colocar en su sitio. La moraleja es que las ortigas provocan picazón permanente en el miembro de Coyote Dick. Por eso, los hombres tienden a acercarse a las mujeres con la excusa de rascarse, debido a esta picazón universal desde la primera vez que el miembro de Coyote Dick escapó.
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