jueves, 11 de julio de 2024

CAPÍTULO 6: EL HALLAZGO DE LA MANADA: LA DICHA DE LA PERTENENCIA

    A veces, a la mujer salvaje la vida le falla desde el principio, puesto que, desde que son niñas, son juzgadas por ser miembros de su familia, o también no son tomadas en cuenta e incluso maltratadas. Por otro lado, tienen la sensación de que, a pesar de estar con su familia biológica, no pertenecen ahí.


EL PATITO FEO

    Los hijos de la mamá pata estaban saliendo de sus huevos; solo faltaba uno por romper su inmenso cascarón. Cuando el patito finalmente salió del cascarón, todos a su alrededor se sorprendieron por su aspecto, señalándolo como feo. La mamá pata presentó a sus hijos en toda la granja, pero algunos de los animales maltrataban al patito por su aspecto, picoteándolo y silbándole, entre otras cosas. Al principio, la mamá pata lo defendía, pero con el tiempo dijo que sería mejor que se fuera. Así, el patito feo decidió irse de su hogar, recorriendo un gran camino lleno de crueldad, donde lo quisieron cazar, cocinar, utilizar, y además casi muere congelado. Al final, mientras todas las personas que estaban dentro de la granja realizaban sus tareas diarias, el patito feo se encontró con los cisnes. Al ver su reflejo en el estanque, se dio cuenta de que era uno de ellos. Todos lo aceptaron, lo acariciaron, y el patito feo entendió que estaba en el lugar correcto y se sintió feliz.


El exilio del hijo singular

    Los de la granja consideraban al patito feo porque no se parecía a los demás y era muy distinto. En relación a las niñas, cuando nacen, los padres harán lo posible para que su hija sea determinada persona, aprenda a comportarse en diferentes situaciones, tenga buenos valores, y no provoque sobresaltos. Eso es considerado la hija perfecta que todos los padres desean tener. Por otro lado, si la hija es diferente a lo anteriormente descrito, es considerada automáticamente como un ser con desórdenes, donde los padres tratarán de hacer todo lo posible para modificarla con el fin de convertirla en la niña perfecta y que sea aceptada socialmente sin prejuicios.


Clases de madres

    ¿Qué es la madre interior? La madre interior es un aspecto de la psique que actúa y responde de una manera idéntica a la experiencia infantil de la mujer con su propia madre, además de poder responder según otras figuras maternas, las imágenes culturales de la buena madre y de la mala madre en la infancia.

Ahora se analizarán las representaciones que ha tenido la madre pata en el cuento, entre ellas:

  • La madre ambivalente: Los instintos de la mamá pata tienden a alejarse, puesto que se siente atacada por tener un hijo distinto. Actualmente, una madre que es juzgada y perseguida por su hija hará lo posible para que la hija sea aceptada por la sociedad. A esto se le conoce como madre dividida, donde tiene que elegir entre ser aceptada por la sociedad o seguir su instinto de supervivencia.
  • La madre derrumbada: Al final, la mamá pata no puede soportar el acoso que sufre por su hijo y tampoco puede tolerar el tormento que a ella misma le causa la comunidad como consecuencia de sus intentos de proteger a su extraño hijo. Entonces se derrumba y le grita a su hijo que se vaya. Cuando una madre se derrumba, significa que ha perdido el sentido de sí misma. Algo causó en ella una división emocional, donde elige entre el amor a su hijo o el temor al daño por no ajustarse a las reglas.

  • La madre niña o la madre no mimada: La mamá pata fue muy ingenua y poco sofisticada. Es la que más insistía en tener hijos y la que más pronto quiso alejarse. Puede tratarse de una mujer que no ha sido mimada en su infancia, que puede estar psíquicamente lastimada hasta el extremo de considerarse indigna de ser amada incluso por un niño. Puede haber sido tan torturada por su familia y su cultura que no se considere digna de tocar la orla del arquetipo de la "madre radiante".

  • La madre fuerte, la hija fuerte: El remedio consiste en mimar amorosamente a la joven madre que una lleva dentro, lo cual se consigue por medio de mujeres del mundo exterior más sabias y maduras, preferentemente templadas como el acero y robustecidas por el fuego tras haber pasado por lo que han tenido que pasar.


Las malas compañías

    El patito feo va de un lado para otro en busca de un lugar donde descansar. Aunque el instinto que nos indica adónde tenemos que ir no esté plenamente desarrollado, el instinto que nos induce a seguir vagando hasta encontrar lo que necesitamos se mantiene intacto. No obstante, en el síndrome del patito feo hay a veces una especie de patología. Uno sigue llamando a las puertas que no debe, a pesar de saber que no tendría que hacerlo.


Lo que no parece correcto

    Como el patito feo, un forastero aprende a mantenerse apartado de las situaciones en las que, aunque uno actúe correctamente, no lo parezca. El patito, por ejemplo, sabe nadar muy bien, pero no da esa impresión. Una mujer puede ofrecer un aspecto correcto, pero no saber actuar correctamente. Hay muchos dichos acerca de las personas que no pueden disimular lo que son (y, en su fuero interno, no lo desean): "Aunque la mona se vista de seda, mona se queda”.


El sentimiento paralizado, la creatividad paralizada

    Las mujeres afrontan el exilio de otras maneras. Como el patito que queda atrapado en el hielo del estanque, ellas también se congelan. Lo peor que puede hacer una persona es congelarse. La frialdad es el beso de la muerte de la creatividad, de la relación y de la vida. Algunas mujeres se comportan como si el hecho de mostrarse frías fuera una hazaña. Pero no lo es. Es un acto de cólera defensiva.


El forastero de paso

    Aunque en el cuento el granjero que se lleva al patito a casa parece un artífice literario para adornar el relato y no un leitmotiv arquetípico acerca del exilio, el episodio contiene una idea que me parece interesante. La persona que quizá nos saque del hielo y que tal vez nos pueda liberar psíquicamente de nuestra falta de sentimientos no va a ser necesariamente la que nos corresponda. Podría ser, como en el cuento, uno más de esos magníficos pero fugaces acontecimientos que aparecen cuando menos lo esperábamos, un acto de bondad de un forastero de paso.


El don del exilio

    Si has intentado encajar en algún molde y no lo has conseguido, probablemente has tenido suerte. Es posible que seas una exiliada, pero has protegido tu alma. Cuando alguien intenta repetidamente encajar y no lo consigue, se produce un extraño fenómeno.


Los gatos despeinados y las gallinas bizcas del mundo

    El gato despeinado y la gallina bizca consideran estúpidas e insensatas las aspiraciones del patito. Su actitud nos ofrece una perspectiva de la susceptibilidad y los valores de los que se burlan de los que no son como ellos. ¿Quién podría imaginar que a un gato le gustara el agua? ¿Quién podría imaginar que una gallina se fuera a nadar? Nadie, por supuesto. Pero, demasiado a menudo, desde el punto de vista del exiliado, cuando las personas no son iguales, la inferior es siempre la exiliada y las limitaciones y/o los motivos de la otra no son debidamente sopesados o juzgados.


El recuerdo y el afán de seguir adelante contra viento y marea

    Todos sentimos el anhelo de reunirnos con los nuestros, con nuestros parientes salvajes. Recordemos que el patito huyó tras haber sido torturado sin piedad. Después tuvo un encuentro con una manada de gansos y estuvo a punto de morir a manos de unos cazadores. Lo expulsaron del corral y de la casa de un granjero y, finalmente, llegó temblando de cansancio a la orilla de un lago. No existe ninguna mujer entre nosotras que no conozca esta sensación. Y, sin embargo, este anhelo es el que nos impulsa a resistir y a seguir adelante sin ninguna esperanza.


El amor al alma

    Al final del cuento, los cisnes reconocen al patito como uno de los suyos antes de que él lo haga. Eso es muy típico en las mujeres exiliadas. Después de su duro peregrinaje, consiguen cruzar la frontera y entrar en su territorio doméstico, pero a menudo tardan algún tiempo en darse cuenta de que las miradas de la gente ya no son despectivas y con frecuencia son neutrales cuando no admirativas y aprobatorias.


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