Este capítulo aborda la belleza y fuerza de los lobos, cada uno único, y compara esto con cómo a veces se juzga a las mujeres por su apariencia, relegándolas a un ideal estrecho. Profundiza en la idea del cuerpo como un sensor con múltiples sistemas de comunicación, que en los cuentos de hadas se personifica con poderes sobrehumanos. El cuerpo es un ser multilingüe que habla a través de sí mismo y recuerda en las células. Reducir su valor es obligarlo a vivir sin el espíritu que le corresponde. Las mujeres tienen motivos para rechazar modelos que ofenden el espíritu y cortan la relación con la naturaleza instintiva, que valora el cuerpo y espíritu por su vitalidad, capacidad de reacción y resistencia, abarcando todas las variedades de belleza, forma y función.
El lenguaje corporal
El texto habla sobre la aceptación del cuerpo femenino y cómo las normas culturales imponen estereotipos dañinos sobre la apariencia de las mujeres. La autora y su amiga, de diferentes contextos culturales, aprenden a valorar sus cuerpos al conocer a mujeres de otras culturas que consideraban hermosos rasgos que en su cultura eran vistos como defectos. Se cuestiona la idea de que las mujeres con sobrepeso tienen un "problema" que debe corregirse, argumentando que juzgar negativamente la apariencia natural de las mujeres crea inseguridades en generaciones enteras. Se destaca la importancia de aceptar y respetar los cuerpos femeninos sin encajar en estereotipos dañinos.
El cuerpo en los cuentos de hadas
Los cuentos de hadas representan simbólicamente al cuerpo a través de objetos mágicos como alfombras voladoras, varitas y manzanas curativas, que le confieren poderes especiales de transporte, percepción y curación. Estos objetos mágicos representaban al cuerpo sagrado antes de los carruajes y animales de tiro. Los cuentos describen los fabulosos poderes sensoriales, de intuición y arrobamiento que encierra el cuerpo, el cual no debe ser visto como un simple objeto, sino como una plataforma que eleva y propulsa al espíritu. Sin embargo, la cultura a menudo ha juzgado y despreciado los cuerpos de las mujeres, lo cual es un ataque a su herencia ancestral y les priva de la confianza y el orgullo en su forma natural.
El poder de las caderas
Reflexiona sobre el cuerpo humano, más allá de su forma, tamaño, color o edad, enfocándose en su capacidad para sentir, funcionar y reaccionar. Se presentan dos experiencias personales que ilustran el poder y la belleza del cuerpo femenino, liberado de las limitaciones culturales y sociales. Estas experiencias permiten ver el cuerpo como un ser autónomo, capaz de transmitir sensaciones y emociones, y no solo como un objeto estético o funcional. El autor destaca la importancia de conectar con el cuerpo de manera más profunda, considerándolo un ser que nos ama y depende de nosotras, y que puede ser una fuente de conocimiento y aprendizaje.
La mariposa
La Danza de la Mariposa es una ceremonia espiritual en la que una mujer anciana y corpulenta, la Doncella Mariposa, baila para fortalecer a los débiles y fertilizar las almas de la tierra. Aunque algunos visitantes quedan desconcertados por su apariencia, la Doncella Mariposa representa el alma antigua, la fuerza fertilizadora femenina y la conexión con la naturaleza salvaje. Su cuerpo voluminoso y su cabello gris son símbolos de su poder y privilegio de poder tocar a todos, desde niños hasta muertos. El cuerpo femenino, como la tierra, es vulnerable pero también poderoso en su capacidad de sentir, alimentar y dar vida. Lo importante no es la forma o el tamaño, sino la conexión con la naturaleza y el poder de transformar y fertilizar.
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