La palabra "fiera" proviene del latín fera, que significa "animal salvaje". Comúnmente, se refiere a un animal que era salvaje, fue domesticado, y luego volvió a su estado natural. La mujer fiera está ansiosa por cosas espirituales y, a menudo, consume cualquier cosa que parezca satisfacer su alma, incluso si es venenosa. Algunas mujeres logran evitar estas trampas, pero muchas otras caen y sufren daños. Algunas quedan inconscientes temporalmente, otras son destruidas, y algunas se recuperan lentamente, lamiéndose las heridas en soledad.
Las zapatillas rojas
Una niña huérfana pobre confeccionó unas zapatillas rojas con trapos. Una anciana rica la adoptó, le dio ropa nueva y quemó sus zapatillas. La niña, aunque triste, aceptó su nueva vida. Para su confirmación, la anciana le compró unos zapatos rojos, ignorando el color. Los zapatos llamaban la atención de todos, y la niña, encantada con ellos, no hizo caso a las advertencias y se los puso para ir a la iglesia. Un soldado los limpió e incitó a la niña a bailar. Ella comenzó a bailar sin poder detenerse, y los zapatos la llevaban sin control. Incapaz de quitárselos, pidió a un verdugo que le cortara los pies. Los zapatos siguieron bailando con sus pies dentro, y la niña, ahora lisiada, trabajó como sirvienta y nunca más deseó zapatos rojos.
La pérdida brutal en los cuentos de hadas
"Las zapatillas rojas" revela una verdad profunda: una mujer puede perder su esencia y alegría debido a engaños o amenazas, a menos que mantenga su espíritu salvaje. Este relato advierte sobre los peligros que enfrentamos cuando buscamos desesperadamente nuestra alma auténtica. Cuando una mujer pierde su naturaleza instintiva, puede desviarse completamente. Recuperar nuestro camino requiere reconocer y corregir nuestros errores.
En el cuento, la niña pierde las zapatillas rojas que ella misma hizo, simbolizando una transición hacia una vida apasionada y autodiseñada. Estas zapatillas representan un avance hacia la integración de la naturaleza creativa femenina en la vida diaria. Aunque su vida no es perfecta, la niña encuentra alegría y evolución.
Los zapatos en el cuento son una metáfora psicológica, ya que protegen y sostienen nuestros pies, que representan la movilidad y la libertad. Tener zapatos es estar convencidos de nuestras creencias y actuar según ellas. Sin "zapatos psíquicos", una mujer no puede enfrentar desafíos interiores y exteriores. La vida y el sacrificio están relacionados. El color rojo simboliza la vida y el sacrificio, subrayando que vivir plenamente implica hacer sacrificios, como tiempo y dinero para estudiar o superficialidad y seguridad para crear algo significativo.
Las trampas
Trampa 1: La carroza dorada, la vida devaluada
El carruaje dorado simboliza la seducción por una vida aparentemente más fácil y cómoda, pero oculta una trampa psicológica. Este deseo de simplificar la vida puede llevar a sacrificar la auténtica satisfacción y creatividad. El precio es la pérdida del alma y el hambre espiritual. La cultura moderna está llena de distracciones que desvían nuestra atención de lo esencial. Debemos mantenernos fieles a nuestras pasiones y vida creativa, resistiendo la tentación de la comodidad superficial.
Trampa 2: La anciana reseca, la fuerza de la senescencia
La niña atrapada en la casa de la anciana ilustra cómo una actitud rígida puede destruir la creatividad. La anciana representa el guardián de la tradición colectiva, que prioriza la conformidad sobre la expresión individual. Mantener la conexión con nuestra alma salvaje requiere resistir la conformidad y buscar colectividades que apoyen nuestro crecimiento personal y creativo.
Trampa 3: La quema del tesoro, el hambre del alma
Las "zapatillas rojas" simbolizan la alegría y vida apasionada. Abandonar nuestros valores auténticos lleva a una vida vacía y hambre del alma, un anhelo por recuperar nuestra vida creativa. Esta hambre puede llevar a comportamientos extremos y autodestructivos. Debemos proteger nuestras "zapatillas rojas" y asegurarnos de que cualquier transformación sea de renovación, no de aniquilación.
Trampa 4: La lesión del instinto de conservación, la consecuencia de la captura
Cada mujer nace con instintos intactos que le permiten desarrollarse plenamente. Cuando una niña es arrancada de su entorno natural, pierde su individualidad y creatividad. La represión de la creatividad puede resultar en depresión. Mantener vivo el espíritu creativo es vital, ya que su captura o represión lleva a una vida sin plenitud.
Trampa 5: El subrepticio intento de llevar una vida secreta, de estar dividida en dos
El deseo de la niña por los zapatos rojos simboliza un hambre voraz de vida del alma que emerge cuando se reprime. La represión de los instintos lleva a que habiten en un reino de sombras, generando comportamientos extremos y autodestructivos.
Trampa 6: El temor ante lo colectivo, la rebelión de la sombra
La presión de la colectividad puede llevar a una mujer a conformarse y perder su autenticidad. Debemos resistir esta presión y mantenernos fieles a nuestras vidas salvajes. La colectividad aún maldice a la mujer salvaje, y es importante defender nuestra autenticidad contra las expectativas colectivas.
Trampa 7: La simulación, el intento de ser buena, la normalización de lo anormal
Aceptar lo anormal como normal daña nuestros instintos de reaccionar y cambiar lo que está mal. Normalizar lo anormal lleva al tedio y la ceguera, y es importante defender nuestra vida de alma contra las proyecciones invasoras.
Trampa 8: La danza descontrolada, la obsesión y la adicción
La niña baila sin control debido a su hambre espiritual y falta de alegría. La adicción comienza cuando una mujer pierde su vida significativa y busca recuperarla obsesivamente. Es crucial ser conscientes de nuestras necesidades espirituales y creativas para evitar caer en la adicción y perder nuestra capacidad de discernimiento.
Este resumen encapsula las ideas principales del capítulo, enfocándose en las trampas y desafíos que enfrentan las mujeres al buscar su auténtica naturaleza creativa y salvaje.
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